jueves, 26 de septiembre de 2013

LECTURAS PARA REFLEXIONAR

LECTURA 1. QUIERETE MAS... Hoy, viajando en el bus, vi a una bella joven con cabellos rubios y expresion feliz, envidie su hermosura. Al bajarse la vi cojear, tenía solo una pierna y, apoyada en su muleta, sonreía PERDONAME SEÑOR, CUANDO ME QUEJO. TENGO DOS PIERNAS Y ¡EL MUNDO ES MIO! Fui despues a un caf'e y me atendió un muchacho encantador. Hable con él, parecía contento que, aunque si se me hubiera hecho tarde, no me hubiera importado, ya que al salir oí que decía: "Gracias por charlar conmigo, es un placer hablar con gente como Ud. , ya ve, soy ciego." PERDONAME SEÑOR, CUANDO ME QUEJO, YO PUEDO VER Y ¡EL MUNDO ES MIO! Mas tarde, caminando por a calle, vi a un pequeño de ojos azules que miraba jugar a otros niños, sin saber que hacer. Me acerqué y le pregunté: ¿Por que no juegas con ellos?. Siguió mirando hacia adelante sin decir una palabra. entonces comprendí que no esuchaba. PERDONAME, SEÑOR CUANDO ME QUEJO. YO PUEDO ESCUCHAR Y ¡EL MUNDO ES MIO! Tengo piernas para ir al lugar que quiero, ojos para ver, los colores del amanecer y del atardecer, oídos para escuchar las cosas que me dicen. tengo salud. ¡lo tengo todo! PERDONAME SEÑOR, CUANDO ME QUEJO. LO TENGO TODO Y ¡EL MUNDO ES MIO! NO LE DIGAS A CUÁN GRANDE ES TU PROBLEMA DILE A TU PROBLEMA ¡CUAN GRANDE ES DIOS! LECTURA 2: UNA CARGA PESADA En cierta ocasion, un maestro, antes de terminar, las leciones que acababa de impartir, conto una historia a sus discípulos.

Había un hombre que iba por el camno cuando tropezó con una gran piedra. la recogió y se la guardó. pco después tropezo con otra. igualmente la guardó. Todas las piedras con la que iba tropezando las iba guardando, hasta que el peso se volvió tan grande que el hombre ya no pudo caminar
Al terminar, el maestro les preguntó a sus oyentes: -¿Qué pienhsan ustedes de ese hombre? uno de los discipulos respondió: - Es un necio. para qué se guardaba las piedras con la que tropezaba. Y el maestro comentó: -Eso es lo que hacen aquellos que cargan las ofensas que otros le han hecho, los agravios sufridos, y aun la amargura d elas propias equivocaciones. todo eso lo debemos ejar atras, y no cargar las pesadas piedra del rencor contra los demas, o contra nosotros mismos. Si hacemos a un lado esa inutil carga, si no la llevamos con nosotros, nuestro camino será mas ligero y nuestro paso mas seguro.